Respetados miembros del Comité Olímpico Internacional:
Ante la inminencia del pronunciamiento de ese Comité sobre la idoneidad de la ciudad de Madrid (España) para acoger los Juegos Olímpicos de 2020 tenemos que llamar la atención de la Comisión de Valoración sobre un aspecto que sin duda ha sido hurtado a su conocimiento por la Sección de España encargada del Proyecto y, por lo mismo, no tenido en cuenta entre los aspectos relevantes para esa designación.
Sin duda si una de las ciudades candidatas a esa designación fuese Berlín o Roma a ese Comité no se le habría ocurrido recomendar su elección si existiese en la primera la avenida de Adolf Hitlet o en la segunda la plaza de Benito Mussolini. Esas denominaciones del callejero serían inadmisibles. Sin embargo nos permitimos acompañar a esta carta una relación que contiene más de ciento sesenta y ocho denominaciones bochornosas que mantienen la memoria más infame de nuestro pasado, nombres de golpistas, traidores y otros reconocidos personajes que mancharon el nombre de nuestro país, siguen siendo la ignominia de la memoria democrática internacional, junto con patronímicos que recuerdan cada día una barbarie genocida que ofende a una mayoría de españoles y gentes honestas de todo el mundo que conocen nuestra Historia. Y todo ese callejero de la vergüenza se mantiene a pesar de la vigencia de una Ley, la 52/2007, que en apariencia obliga a borrar las huellas de aquél pasado dictatorial de infausta memoria.
Han pasado seis años desde la vigencia de aquella apariencia de Ley y muy pocos de aquellos vergonzosos símbolos del franquismo se han borrado. Por esta razón y para ahorrarnos todos, los atletas internacionales y el propio Comité organizador de los Juegos Olímpicos, la vergüenza de referenciar ese acontecimiento en un entorno tan poco ejemplar, les instamos a que, caso de decantarse por la ciudad de Madrid para ese acontecimiento deportivo que se verá en todo el mundo, insten de forma perentoria a las autoridades españolas competentes para de una vez apliquen sin demora esa Ley 52/2007 y en su efecto procedan de inmediato a modificar toda esa rémora de nuestro pasado más sangriento. La modificación sería una operación muy sencilla y funcional, comprensible para todo el mundo y sin atisbos de ideología alguna; bastaría con asignar una letra a cada distrito y, dentro de cada uno de ellos, numera secuencialmente las calles y plazas afectadas. El resultado no puede ofender a nadie, facilitaría de inmediato y sin la menor duda la localización de un enclave urbano y limpiaríamos de una vez el callejero de Madrid que, como el de tantas ciudades españolas arrastran desde hace casi tres cuarto de siglo lo peor de nuestra Historia.
Por la limpieza de unos Juegos Olímpicos sin sobra de un pasado terrible, esperamos de ese Comité la gestión preventiva que solicitamos.