Ayer era un día de agosto caluroso y tranquilo. Las calles estaban llenas de risas, conversaciones y alegría. Ayer, como siempre, Barcelona era un hervidero de personas, ciudadanos y ciudadanas de diversas nacionalidades que disfrutaban de una ciudad cálida, amable y hermosa.
Pero aquellos que buscan propagar el terror, la maldad y la locura decidieron llenar de dolor esta gran ciudad, sembrando el caos en sus calles, sus ramblas, sus gentes.
Lo que buscaban estos desalmados en Barcelona y Cambrils era asesinar sin sentido, matar indiscriminadamente sin preocuparse de esa supuesta gloria buscada. Pretendían sembrar el pánico, infundir el miedo a salir a la calle, a vivir nuestra vida con normalidad… En definitiva, a vivir en libertad.
Alguien decía que si algo nos había enseñado la Historia es que se puede matar a cualquiera. Análogamente, si algo hemos aprendido de los últimos atentados terroristas en Europa es que se puede matar con cualquier cosa. Así, el “gran hallazgo” del terrorismo actual es haber hecho de nuestras ciudades un crucigrama letal.
Los terroristas han convertido los elementos más mundanos en armas para tratar de inducir aún más incertidumbre y miedo. De esta forma pretenden cumplir la promesa que hicieron tras el atentado de París: «No viviréis en paz; esto es solo el comienzo de una tormenta».
Más allá de los trece muertos y el más del centenar de heridos, la alarma desatada tras las primeras horas del atentado (la confusión sobre la identidad de los autores, la noticia falsa y rápidamente desmentida del atrincheramiento en un restaurante, el conductor abatido tras saltase un control policial, el tiroteo en Cambrils con varios terroristas muertos por los Mossos, etc.) es el objetivo esencial y primordial del Daesh. En el nuevo escenario en el que un terrorista al volante puede poner en jaque a un país el fin último es instaurar el mandato del terror y promover una nueva cruzada de la sinrazón.
Por ello no solo no podemos permitir que ganen la batalla del miedo, sino que no debemos caer en la generalidad de envolver todo bajo el manto de una religión que los mismos terroristas están desvirtuando.
Así, hoy, ayer, y siempre seguiremos diciendo alto y claro que la libertad, la democracia y la solidaridad siempre triunfarán. El miedo no podrá con la ciudadanía libre porque nunca dejaremos de trabajar para que todos y todas podamos vivir en paz más allá de la raza, religión, nacionalidad o creencias. El odio nunca podrá vencer a la razón y nuestra lucha por la libertad siempre continuará en Barcelona, Cambrils, Siria, Irak, Palestina, Sanse o en cualquier rincón del mundo.
Miguel Ángel Fernández García
Secretario de Organización Izquierda Independiente Iniciativa por San Sebastián de los Reyes