Con títulos como “¿Por qué comprarlo si puedes hacerlo? Curso de cocina”, “Costura básica a mano”, “Reparaciones en casa” o “Tu ropa en su justa medida”, ofrecidos para “hombres y mujeres” desde el Ayuntamiento, se anima a “romper con los estereotipos heredados” en materia de hábitos domésticos. Es así que a preguntas de Izquierda Independiente, Lucía Fernández, concejala delegada de Igualdad en Sanse, aseguraba en el pasado pleno municipal de abril que “todas las plazas están completas y aproximadamente el 10% de las personas inscritas en estos talleres han sido hombres”.
Y es que desde que el Partido Popular llegó al gobierno local, se cambió el nombre de la “Delegación de Mujer” por “Delegación de Igualdad”, suponemos que con el objetivo de trabajar en aras de la igualdad, más que un espacio de encuentro de mujeres. Pero más allá del debate político en el que pudiéramos entrar si analizáramos ese punto (por ejemplo sobre las necesidades de ese espacio público para el encuentro de mujeres), lo cierto es que puede resultar válido ese enfoque (el cambio de nombre) si más allá de los cursos y talleres de temática tradicional femenina, salud, deporte y cuidados, se trabajara de una forma visible y activa en la importancia de garantizar y promover la participación masculina en el avance por la igualdad.
Sin embargo desde Izquierda Independiente creemos que esta idea de “romper con los estereotipos” sería buena, de no ser porque los talleres que se ofertan recuerdan a otros tiempos más propios del pasado y a la “sección femenina”, ya que no consiguen la suficiente participación de hombres en la práctica de esa convivencia en igualdad. Según los datos, cada taller cuenta en el mejor de los casos con la asistencia de 2 hombres para un total de 16 plazas que se ofertan en cada uno de ellos (un 6.25%).
No parece por tanto que para promover programas de igualdad sea suficiente ofrecer cualquier curso y “abrir” su participación tanto a hombres como a mujeres y decir que “estamos formando en igualdad”. En opinión de Izquierda Independiente, el contenido y objetivos de estos cursos de formación, deberían ir orientados por ejemplo a concienciar y evidenciar la necesidad de un cambio de diversos estereotipos sociales y trabajar por construir nuevos modelos de relación, y no en insistir y avalar las prácticas cotidianas que colocan a la mujer en el estricto ámbito privado de la ocupación de las tareas del hogar.
Es por ello que para Laura Vallejo, concejala de Izquierda Independiente, “Una delegación que trabajara con rigor a favor de la Igualdad, se tiene que preocupar de definir los principios que deben guiar las acciones de los hombres a favor de la igualdad entre los géneros, en particular en vista de la resistencia que aún oponen muchos hombres y de la inquietud que experimentan paralelamente algunos grupos de mujeres acerca de las implicaciones de la participación de los hombres”.
Para Izquierda Independiente la promoción de la igualdad entre los géneros y la participación de los hombres y los niños en esta tarea son, ambos, procesos complejos y difíciles de transformación social. La cuestión más difícil de resolver es que el cambio hacia la igualdad entre los géneros exigirá no sólo nuevos y distintos roles femeninos, sino también nuevos modelos de masculinidad.
Del mismo modo para Rubén Holguera, Portavoz del partido en el Ayuntamiento “Si programamos talleres sobre aspectos que tradicionalmente se han entendido como tareas domésticas propias de mujeres como coser o cocinar, y no garantizamos con nuevos contenidos la asistencia de un número de participantes masculinos, no existirá esa convivencia de géneros, y los recursos económicos destinados a estos talleres no estarán siendo efectivos en la construcción de una nueva masculinidad, necesaria para el cambio estructural que una sociedad igualitaria necesita”.