Sin embargo, desde que el movimiento comenzara (le he preguntado tontamente por sus motivos reales a la hora de Salir A La Calle y me ha puesto un emoticono raro como diciendo, ay, Luna, que nos sobran las razones) Ernesto ha sido de los que han dado caña, no sólo con su grito en el asfalto, también con su palabra escrita trabajando de forma intermitente en el Grupo Economía-Sol, esbozando un diagnóstico del panorama actual con su ensayo recientemente publicado, Contra la postmodernidad, y llevando a cabo una investigación sobre el concepto de “indignación”.
Pero todo esto no es suficiente porque aún quedan demasiadas cosas por hacer, pues 15-M o 15-O, no son más que fechas que, según Ernesto, debemos olvidar: “el 15-O pone el listón muy alto. Muestra la capacidad de convocatoria de los nuevos agentes políticos. Es un ejercicio de fuerza, un aviso”, me dice por el chat de Facebook.
Y luego está el 20-N, aunque eso ya es un tema aparte de política ruin y titular barato. Gane quien gane, ganarán los de siempre, por lo que es más preciso que nunca que el movimiento resista. Y ante la pregunta de si estamos asistiendo a un cambio global y generacional, Ernesto Castro responde: “mi respuesta es sí, estamos asistiendo a algo así como un despertar político de la sociedad civil”.
No volvamos, entonces, nunca, a cerrar los ojos.